
Había una vez un Gran Samurai que vivía cerca de Tokio.
Aunque ya anciano, se dedicaba a enseñar el arte Zen a los jóvenes.
A pesar de su edad, corría la leyenda de que aún era capaz de derrotar a cualquier adversario.
Cierta tarde llegó un guerrero, famoso por su falta de escrúpulos… Quería derrotar al Gran Samurai y aumentar su fama!!!
El viejo aceptó el desafío y el guerrero comenzó a insultarlo para provocarlo, pateó piedras hacia él, escupió en su rostro, lo insultó y ofendió a sus ancestros…
Durante horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo permaneció impasible.
Al final del día, exhausto y humillado, el guerrero se retiró.
Los alumnos, sorprendidos, preguntaron al maestro como pudo soportar tantas ofensas.
– Si alguien llega a ustedes con un regalo y ustedes
deciden no aceptarlo ¿de quién es el regalo?
– De quién intentó entregarlo, respondieron.
– Lo mismo pasa con las injurias, la rabia, las calumnias,
los insultos y la envidia. Cuando no son aceptados, siguen
perteneciendo a quien los traía consigo…