COACHING

COACHING KINESIOLOGICO

De los cero a los siete años nuestro cerebro se va programando con un sofware evolutivo lleno de creencias familiares y sociales. Éstas ideas son la base que define la manera en que entendemos el mundo y conforma la imagen que tenemos de nosotr@s mism@s.

Sin embargo esto no es la realidad. Si bien es verdad que este mapa nos ayuda a manejarnos en el mundo, también supone una fuente de creencias limitantes que nos encorsetan y nos impiden vivir como nos gustaría.

Entiendo el Coaching como un proceso mediante el cual acompaño a personas a alcanzar sus metas deseadas, a descubrir cuales son los patrones y elementos que boicotean el resultado anhelado, facilitando así la posibilidad del cambio.

KINESIOLOGÍA EMOCIONAL

“Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”. Santiago Ramón y Cajal

En 1906 ya hablaba el premio Nobel de Medicina acerca de la plasticidad del cerebro. Y es en esta línea donde la Kinesiología Emocional aporta resultados muy novedosos. Esta disciplina facilita la comunicación con el cuerpo y con el cerebro inconsciente.

La comunicación con el cuerpo se da en ambos sentidos.

De adentro hacia afuera: la Kinesiología Emocional nos permite descubrir, mediante los test musculares, cuales son las emociones que obstaculizan que la persona pueda lograr la meta deseada. Esto es posible porque en el cuerpo está la memoria de todo aquello que nos ha pasado en nuestra vida. El cuerpo todo lo sabe.

De afuera hacia adentro: Mediante técnicas de reprogramación, ejercicios de integración de los dos hemisferios, y protocolos de Kinesiología, repatronamos nuevas conexiones que dibujan en nuestro cerebro nuevas posibilidades.

SOLO AQUELLO QUE SE CONOCE PUEDE SER TRANSFORMADO.

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Es muy importante conocerse a sí mism@ ya que la conciencia de como somos nos permite elegir aquello que queremos cambiar . Así mismo conforme vamos cambiando las creencias que nos limitan, los patrones rígidos y automáticos, nuestra mirada se amplía y nos atrevemos a impulsar nuestro deseo mucho más lejos.  Abriéndose cada vez más el ángulo de la posibilidad.

Y tú, ¿te atreves a soñar?