Terapia Gestalt Alcobendas.
¿QUÉ HACER CON ELLA?
ENTENDERLA
Lo primero que me gustaría decir de la ansiedad es que es algo natural, común y muy útil. Todas las personas sentimos ansiedad. Se trata de una reacción del organismo que nos ayuda a estar alerta cuando estamos en situaciones que pueden ser percibidas como peligrosas (RAE) Aunque las sensaciones que nos provoca la ansiedad no son agradables, se trata de un mecanismo positivo que puede sernos de ayuda, por ejemplo, ante un examen, una entrevista de trabajo, cuando percibimos un peligro externo, etc.
La ansiedad, mantenida en el tiempo y en situaciones de mayor intensidad puede llegar a convertirse en angustia implicando mayor desasosiego y respuestas fisiológicas como: taquicardia, falta de respiración, sudoración… A esto le llamamos ataque de pánico. Aunque del ataque de pánico o crisis de ansiedad y cómo manejarlo hablaremos después.
ESCUCHARNOS
La ansiedad es la voz del cuerpo. Ansiedad, angustia, ataque o fobia es simplemente miedo. Este miedo desmesurado que sentimos es un grito del cuerpo que nos está diciendo que hay algo en nuestra vida que no funciona. El cuerpo es sabio, nos avisa. Cuanto más nos ignoremos nuestro cuerpo más alto gritará. Algo así como una olla a presión que va a estallar por algún sitio. Y estas maneras de soltar presión pueden ser un ataque de pánico, fobias (claustrofobia, animadversión a algo o a alguien, etc.)
CAUSAS DE LA ANSIEDAD
Dependiendo de la corriente psicológica que nos hable acerca del tema dará más importancia a causas relacionadas con el apego, los conflictos internos, anticipación de situaciones catastróficas, etc. Todas son válidas ya que son mecanismos de la mente que nos ponen en una alerta desproporcionada. Hablemos de algunas de ellas:
Futurización catastrófica: La ansiedad se genera en nuestra mente. Con la mente inventamos el futuro, resolvemos cosas con nuestra cabeza y de igual forma que podemos inventar un final feliz también lo podemos hacer de forma que acabe en final infeliz o catastrófico. Esto nos produce una serie de emociones donde lo que predomina es el desamparo y el miedo. Estas emociones generan una respuesta física como ya he descrito anteriormente.
Conflicto interior: Se trata de situaciones o momentos en los que nos sentimos divididos. Por un lado una parte de nosotros quiere, desea, o necesita hacer una cosa y a la vez otra parte necesita la contraria. Esto puede llevar a situaciones de conflicto interior con sentimientos de culpa. En Terapia Gestalt hablamos de perro de arriba y perro de abajo como ejemplo representativo de partes en conflicto, aunque existen otras polaridades.
No me voy a extender más en explicar las causas de la ansiedad ya que existen muchas. He descrito las que me parecen más importantes desde el enfoque gestáltico.
TÉCNICAS PARA MANEJAR LA ANSIEDAD
Desde la terapia Gestalt no buscamos tapar el síntoma en concreto que genera la ansiedad, sino ayudar a solucionar el problema que lo causa. También es cierto que ante una crisis de ansiedad existen técnicas que nos van a ayudar a manejar esta situación tan desagradable. Esto os lo explicaré en mi próximo artículo para hacer una dedicación exclusiva a un tema tan importante.
Según Fritz Perls, creador de la terapia gestáltica, la ansiedad es la brecha que existe entre presente y futuro. En occidente somos muy dados a estar en el pasado y en el futuro. Así como el exceso de pasado nos puede llevar a situaciones relacionadas con estados depresivos, la anticipación del futuro se relaciona con episodios de ansiedad.
Ahora hablemos de técnicas:
1. Vivir el presente: los problemas mentales se generan, como ya expliqué en el pasado y en el futuro, es decir, en la mente. Por ello es tan importante estar en el presente. Quedándose en el presente, la angustia disminuye. La mente se para. Descansamos.
2. Escuchar el cuerpo: Esta es una de las técnicas más potentes para gestionar la ansiedad. En vez de huir y ponernos a hacer cosas o desconectarnos. Poner atención a como está nuestro cuerpo, dónde sentimos la ansiedad, que nos pasa en la respiración. Si nos duele algo. Quedarnos un ratito conectados con el cuerpo hará que nuestro cuerpo se sienta escuchado y no tenga que gritar. Se sentirá por tanto escuchado. Nos estaremos ocupando de nosotros mismos.
2. Atención plena: Técnicas como la meditación, el mindfulness nos ayudan a tener atención plena en el momento presente. Sin embargo hay cosas tan sencillas como caminar despacio, ver como caen las hojas de los árboles, disfrutar de comerse un caramelo, sentir cómo nos cae el agua de la ducha en el cuerpo, darnos el tiempo suficiente para poner la atención en lo que ocurre, fuera y dentro de nosotros es tomar conciencia de que estamos vivos y la vida es ahora.
3. Terapia y conocimiento personal: De nada sirve estar tapando síntomas si no vamos a la causa que genera el malestar. Conocernos a nosotros mismos, darnos cuenta de cómo nos relacionamos con las personas, con el mundo. Descubrir aquello que nos da miedo, cómo anticipamos y para que lo hacemos. A quien intentamos complacer. Diferenciar lo que nos gusta, nos apasiona de lo que nos han enseñado que nos tiene que gustar. Conocer como nos boicoteamos, cuanto nos queremos, que partes no aceptamos, atrevernos a saber cómo somos de verdad…
En fin, ya para terminar sólo quiero compartir algo de mi propio proceso personal. A mí la terapia me ha ayudado a estar más en paz conmigo misma y con el mundo. Si tuviera que describirlo en pocas palabras puedo decir que el viaje hacia el interior de mí misma es el regalo más bonito que me he podido hacer.