LA BELLA Y LA BESTIA
Hace unos días fui al cine con mis sobrinas. Les pedimos que eligieran que querían ver. Optaron por “La Bella y La Bestia”. No sé si la habéis visto. Yo no conocía el argumento de la película, y según la íbamos viendo no daba crédito al argumento de la misma. Mi cara debía debatirse entre la sorpresa y el horror.
Es la historia de un príncipe muy egoísta, mezquino, narcisista y déspota, que trataba fatal a su familia, a las personas que trabajaban para él y al resto de habitantes del castillo. Un buen día, aparece una bruja justiciera y le hace un conjuro. Lo transforma en una bestia peluda para que aprenda la lección. Asimismo, transforma a los habitantes de ese castillo en objetos animados.
Como en todos los hechizos de los cuentos existe una forma de disolver el embrujo. Esto ocurrirá cuando aparezca una mujer de buen corazón y se enamore de dicha bestia.
¿POR QUÉ LE LLAMAN AMOR CUANDO DEBERÍAN LLAMARLE SÍNDROME DE ESTOCOLMO?
Y aparecer aparece. La Bella entra en dicho castillo y es secuestrada por la Bestia. Sí sí, tal y como lo leéis. La Bella, es una mujer raptada en contra de su voluntad. Los seres animados, un candelabro que habla, un sifonier con mucha clase, una tetera… entre otros habitantes del lugar ayudan a La Bella y la protegen de los malos tratos de La Bestia. ¿Y para qué? Todo ello con el fin de que ésta se enamore de La Bestia, se deshaga el hechizo, y vuelvan a ser humanos. “Pero… si está secuestrada, (pensaba yo para mí) ¿Cómo se va a enamorar de un secuestrador?” “Seguro que da un giro el guión y la libera…”
En este fluir de pensamientos, mi sobrina, me pide que la acompañe al baño, y salimos. A los diez minutos regresamos y veo a la Bella, paseando por un precioso jardín, haciendo miraditas con la Bestia. “Mis ojos me engañan” pensé. “No creo que esta chica se haya enamorado de la Bestia estando secuestrada…” Estupefacta pregunto a mis acompañantes: “Qué me he perdido? ¿La Bella sigue secuestrada?” “Sí” “Pero… si está enamorada de la Bestia” “Sí” “Pero… eso tiene un nombre…”
Síndrome de Estocolmo: reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro, o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo, con su captor. Principalmente se debe a que malinterpretan la ausencia de violencia contra su persona como un acto de humanidad por parte del agresor. (Mecanismo de supervivencia)
Y todas estas madres y padres que traen a sus hijas e hijos al cine… ¿No tienen nada que decir? Pensaba sin salir de mi asombro. ¿Qué modelo de amor se les está enseñando fundamentalmente a estas niñas? ¿A aguantar todo por amor? ¿A compadecerte de quien te secuestra y te trata con violencia… Tendríais que haber visto a La Bestia como la trataba. ¿Hablarán luego con sus hijas y les explicarán que eso no es el amor? Que se pueden relacionar de una forma respetuosa e igualitaria con los chicos…
EL ARQUETIPO DE LA MUJER SALVADORA.
Esto no acaba aquí. La Bella, al principio, se muestra enfadada con La Bestia. Claro, la ha secuestrado, le grita, la deja sin comer… Sin embargo, conforme avanza la película empieza a mostrar una empatía hacia él. Comienza a sentir deseo de ayudarle. Para que deje de ser malo, mezquino, frío, violento… y se convierta en una persona de buen corazón… Se propone salvarlo de sí mismo. ¿Qué os parece? ¿Cómo lo veis? ¿Os sentís identificadas? ¿Os gusta esta noble actitud de Bella? Pues siento deciros que si vuestra respuesta es sí, no solo La Bella tiene un problema.
A las mujeres, en un sistema patriarcal, se nos educa para ser cuidadoras, salvadoras… Esto hace que desarrollemos un narcisismo de salvadoras a cualquier precio, que nos puede llevar a relaciones bastante toxicas. Pensamientos del tipo” Va a cambiar” “Yo le voy a hacer que cambie” “Si consigo que esta bestia deje de ser bestia entonces valdré…”
¿Qué precio estáis dispuestas a pagar para que el otro cambie? ¿Cuánto sois capaces de aguantar? ¿Cuánto tiempo le vais a esperar?
Queridas Bellas… Sólo hay un camino. Cuidarte y salvarte a ti. Protegerte de los que no saben amar. Elegir bien tus amistades, tus relaciones. Escoger a quien te ama, no a quien te trata con desprecio, frialdad, con indiferencia.
Entender que el valor no existe, es un invento. No hay que hacer nada para valer. Es mucho más sencillo… Se trata simplemente de elegirte a ti para ser amada y nutrirte de las personas que son capaces de hacerlo.
Esperanza.